Recibirte en la Familia de la Fe
No hay mayor gozo para nosotros, como cristianos, que poder llamarte hermano, sabiendo que un día nos reuniremos contigo cuando el Señor lo disponga, compartiendo la misma mesa y habitando juntos por la eternidad, iluminados por Su gloria.
Si nunca antes oíste hablar acerca de recibir a Cristo en tu corazón, damos gracias a Dios por haberte traído hasta aquí. Creemos que no estás leyendo esto por casualidad, sino porque este es un momento especial, diseñado por el Señor para tu vida.
Cualquiera sea tu situación —si estás viviendo días felices o si sentís que llegaste al límite, donde el dolor supera a la alegría y la oscuridad ha ocultado tu esperanza— queremos decirte que nos alegramos por ti. Porque hoy, aquí y ahora, el Señor Jesús te ofrece una nueva vida. Te invita a formar parte de la gran familia de la fe, la misma que integramos todos los que, alguna vez, estuvimos en ese mismo lugar de necesidad, de búsqueda, de anhelo profundo de ser rescatados.
¿Qué debés hacer?
Es muy sencillo. Solo necesitás abrir tu corazón y repetir esta oración con fe sincera, creyendo que Dios te escucha:
Oración de fe:
Padre Celestial, sé que estás viendo mi corazón. Reconozco que mi vida necesita un cambio profundo, y creo que Tú tienes el poder y la voluntad de rescatarme.
Confieso con mi boca que Jesús es el Señor, y creo en lo más íntimo de mi ser que Tú lo levantaste de los muertos. Hoy vive y reina sentado a Tu diestra, e intercede por mí.
Te pido perdón por mis pecados y te doy gracias por esta nueva oportunidad de vivir la verdadera vida que sólo se encuentra en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Gracias por el regalo de esta nueva vida. Te ruego que me fortalezcas para cuidarla, con la esperanza del día glorioso en que estaré Contigo por la eternidad.
Amén.
Si pronunciaste esta oración con genuino convencimiento, queremos ser los primeros en darte la bienvenida a la gran familia de la fe cristiana.
Desde este momento, comenzarás a experimentar una transformación real: en tu carácter, tus pensamientos, tus emociones, y tu manera de relacionarte con los demás. Cristo reinará en tu vida, y Su amor empezará a manifestarse en todas las áreas de tu existencia.
Él te amó desde antes de la fundación del mundo, y te estuvo esperando con los brazos abiertos. No puedes imaginar cuánto te ama.
¿Querés saber más acerca de tu decisión de fe?
Estos versículos te darán certeza y confirmación de que tu oración fue oída, y que la obra de Dios ya comenzó en tu corazón:
Romanos 10:8-11 (RVR1960)
(8) Mas ¿qué dice? Cercana está a ti la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
(9) Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
(10) Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
(11) Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
Juan 14:6 (RVR1960)
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
1 Timoteo 2:5-6 (RVR1960)
(5) Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
(6) el cual se dio a sí mismo en rescate por todos.
¿A qué esperanza te uniste?
Queremos mostrarte, con la misma Palabra de Dios, el destino glorioso al cual ahora pertenecés:
Apocalipsis 21:3-7 (RVR1960)
(3) Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
(4) Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
(5) Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
(6) Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
(7) El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
Recuerda: no estás solo. Siempre puedes contar con nosotros. Somos tu familia en la fe. Caminamos juntos. Esperamos contigo. Oramos por ti.
«Que la paz y la abundancia que encontramos en Jesús llenen tu vida”.
Te saluda con amor fraternal, Daniel Liandro.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
(Proverbios 17:17)